¿Porqué nos aferramos a lo material?


¿Te sientes abrumada en casa por tanto estímulo visual?
¿Te cuesta concentrarte en una sola tarea?
¿Te estresas cuando no encuentras algo a tiempo?
¿Te frustras o te agotas solo de pensar en hacer espacio en casa?

¿Y si vivir más feliz y dormir mejor tuviera que ver con tener menos?
¿Y si pudieras dedicar menos tiempo a ordenar y más a lo que de verdad amas hacer?

Acumulamos por dos razones profundas:
nos cuesta soltar el pasado y nos da miedo el futuro.
Guardamos cosas porque nos recuerdan a alguien o a un momento que tememos olvidar.
O las dejamos ahí “por si acaso” algún día las necesitamos.

Hoy más que nunca, depositamos demasiado poder en los objetos:
nos dan sensación de valor, de seguridad, de identidad, de consuelo, de esperanza.
Los usamos para contarle al mundo quiénes somos.

Pero ese poder no está en las cosas.
No somos lo que tenemos.
Nuestros objetos son solo herramientas.
Y no deberíamos convertirnos en sus esclavos.

Para revertir la curva y encontrar felicidad con menos,
necesitamos volver a mirar hacia dentro,
vivir según nuestros valores
y quedarnos solo con lo esencial.

Porque la verdadera felicidad no se acumula.
La felicidad se cultiva.

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