De salida

Últimamente todos hablamos de hacer espacio.
Las casas se nos llenan, las tiendas de segunda mano rebosan.
¿Moda pasajera o un grito silencioso de saturación?

Recuerdo cada mudanza.
Al llegar: una maleta, ilusión, ligereza. Todo cabe.
Al irme: multitud de cajas, todo se ha multiplicado.

Guardamos por si acaso, por apego, por no decidir.
Pero muchas veces ni usamos, ni necesitamos, ni nos gusta lo que conservamos.

Cada mudanza me enseñó: vivir con menos es vivir más ligera.
Desde entonces, hago “mudanzas imaginarias” cada tanto.
Reviso. Suelto. Agradezco.
Y vuelvo a sentirme como al principio.

Previous
Previous

Peso pluma

Next
Next

10 minutos