Vivimos sobreestimulados
Nos despierta una alarma, nos sacuden los mensajes, los mails, las alertas.

Los colores influyen en cómo nos sentimos
Los neutros —claros, tierra, suaves— no gritan. Susurran.
Nos invitan a respirar, a bajar el ritmo, a estar.

Tu casa es mucho más que un lugar donde estar.
Es un espejo. Refleja tu ritmo, tus ideas, tus prioridades.

En Japón lo llaman Ma.
En diseño, lo conocemos como espacio negativo.
Es el silencio entre las notas.

¿Minimalismo es vivir con nada?
¿Un espacio vacío, sin alma ni objetos?
¿Qué consideramos esencial?

Reducir es un proceso.
Y como todo hábito, requiere práctica.
Empieza por poco, hazlo cada día.

Un día delicioso en el campo. Paseos bajo los árboles, bocadillos y siestas al sol. Nadie interrumpe, nadie nos dice que necesitamos algo más para ser felices.

Mi madre me enseñó a hacer la maleta.
Primero: elegir solo lo necesario.
Después: combinar bien.

Últimamente todos hablamos de hacer espacio.
Las casas se nos llenan, las tiendas de segunda mano rebosan.
¿Moda pasajera o un grito silencioso de saturación?

Primavera.
La estación de los nuevos comienzos.
Florecen los cerezos y el aire fresco se cuela por las ventanas.