Peso pluma


Mi madre me enseñó a hacer la maleta.
Primero: elegir solo lo necesario.
Después: combinar bien.
Y al final, su regla de oro:
Ahora guarda solo la mitad.

De niña pensé que estaba loca.
Hoy le doy las gracias cada vez que viajo.

Viajar ligera no es solo un arte.
Es una filosofía.
Es moverte con libertad.
Llegar al destino y tener espacio para lo que importa.

Una maleta pequeña,
ropa que adoro y uso,
una bufanda grande por si acaso
y el corazón listo para explorar.

Ese mismo principio lo aplico en casa.
No necesito vivir con nada.
Solo con lo justo.
Solo con lo que suma.

Ligera. Presente. Libre.
Así se viaja.
Así se vive.

Previous
Previous

Ojos que no ven

Next
Next

De salida